Estatuto de Fe
Esto creemos
"Conocer a Jesús y darlo a conocer a todas las personas."
Creemos en un solo Dios, Creador y Sustentador del universo, que existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creemos en el Señor Jesucristo, plenamente Dios y plenamente hombre, quién nació de una virgen, vivió sin pecado, murió en la cruz por los pecados del mundo, fue resucitado corporalmente y exaltado a la diestra de Dios, donde intercede por los suyos, y regresará de manera personal.
Creemos que Dios creó a la humanidad, hombre y mujer, en su propia imagen. No obstante, todos han pecado y son culpables ante Dios. Por consiguiente, la creación sufre las consecuencias de la caída, y están bajo el juicio de Dios.
Creemos que Dios ha ordenado el matrimonio y lo ha definido como la relación de pacto entre un hombre y una mujer. Reconocemos los matrimonios entre un hombre y una mujer, y el sexo se define por identidad sexual al nacer. Gen. 2:18-25
Creemos que por causa de Su amor, Dios envió a Su hijo Jesucristo, quien inició su reino, proveyó expiación por los pecados, desarmó potestades y autoridades, triunfando sobre ellas por la cruz, y reconciliando al mundo consigo. El consumará Su reino en justicia, poder y gloria.
Creemos en el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, quien glorifica a Cristo Jesús, actuando en todos los pueblos, para que crean en Jesús y le obedezcan. El Espíritu Santo mora en los creyentes, los equipa y les da poder para llevar una vida de santidad y fructífero servicio.
Creemos en la inspiración divina y en la autoridad de la Biblia, la Palabra de Dios, como única norma infalible de fe y conducta.
Creemos que todos los que se arrepienten y creen en Cristo, nacen a la vida eterna, quedan libres de condenación, y son llamados, como Su Iglesia, a comunicar el Evangelio, proclamar el Reino, hacer discípulos de todas las naciones, y buscar ser instrumentos de Su justicia, Su santidad y Su sanidad, todo para la gloria de Dios.
Creemos en la resurrección del cuerpo, la eterna bienaventuranza de los creyentes en la Presencia de Cristo, y la separación eterna de El de los incrédulos.